Veía esta mañana una noticia en la que mostraban dibujos hechos por niños en Siria. «Espeluznantes dibujos de los niños sirios en un colegio en Alepo», era el titular.
Los dibujos eran, efectivamente, espeluznantes. Aquí estamos acostumbrados a ver dibujos de los niños que muestran una casa, una familia, unas flores, un sol.. Los dibujos de aquellos niños mostraban calaveras, personas grandes apuntando con un arma a personas más pequeñas, grandes manchas rojas, helicópteros bombardeando desde arriba, cadáveres, palomas de la paz. Palomas de la paz con la bandera de Siria y la de EEUU…
Tristemente estamos tan acostumbrados a ver noticias de este tipo que por lo general no reaccionamos a ellas. Las escuchamos y no ponemos atención, como quien mira la previsión del tiempo en un lugar donde no vive. Ah mira, está lloviendo en Cuenca. A veces nos da un escalofrío y pensamos en el horror que debe de ser vivir en un lugar en guerra, pero estando tan lejano no somos capaces de sentirlo en nuestra piel, y siendo conscientes de que nada de lo que sucede está en nuestras manos, enseguida nos distraemos y nos ponemos a pensar en otra cosa más cercana.
A mí estos dibujos se me quedaron grabados en la cabeza durante todo el día. Pensar en esos niños que miran a su alrededor e identifican la muerte con la normalidad. Pensar que para ellos los cadáveres y la sangre son parte de la vida, como para nuestros niños lo son los árboles, los coches o los pájaros…
Pero no he empezado a escribir con la intención de cuestionar cómo es posible que la humanidad permita este tipo de cosas porque son cosas que nunca podremos entender desde la comodidad de nuestros sofás. Seguramente a estas alturas os estáis preguntado qué tiene todo esto que ver con el título de la entrada?
El caso es que mirando estos dibujos me vino a la cabeza el tema del arte, al que por mi profesión, he estado siempre relativamente ligada. Qué es el arte y para qué sirve? Se ha discutido mucho sobre este concepto. Quién decide cuándo una obra es arte y cuando no? en qué momento una persona se convierte en artista? Por qué un rectángulo pintado de rojo puede llegar a valer millones?
Cada uno tendrá sus opiniones al respecto. Especialmente el arte moderno da mucho que hablar y desde luego es más que cuestionable, pero tampoco estoy aquí para juzgar las emociones/turbaciones/excitaciones/orgamos que cada uno pueda experimentar cuando se encuentra de frente a una de estas obras.
Por lo que a mí respecta, he intentado descifrar el signficado de esta palabra durante años, me he involucrado (aunque no he hecho un gran esfuerzo, he reconocerlo) y he tratado de entenderlo, pero todavía sigo haciéndome la misma pregunta, la del título.
Sin embargo esta mañana, viendo aquellos dibujos de los que hablaba al principio, se me antojaron mucho más conmovedores, expresivos e inspiradores que cualquier cuadro que haya visto jamás en una exposición.
He buscado arte en el diccionario de la RAE, y la segunda acepción de la palabra es «Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.» Hay quien dice que arte es todo aquello que, proviniendo del interior de una persona (el supuesto artista) posee la capacidad de expresar algo o de generar algún tipo de emoción/conmoción en los demás. Si nos preguntamos para qué sirve, los artistas a menudo argumentan que el arte sirve para alimentar el alma de las personas, para hacer el mundo más bello, para educar, para difundir ideas… y por supuesto no podemos olvidar la parte económica y el mercado que genera.
Pues bien, si el arte es una manifestación humana que expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real, estos dibujos son, sin duda alguna, obras de Arte, y su valor es incalculable.
Qué bonito sería si la gente rica se peleara por conseguir una de estas piezas y el dinero recaudado con ellas fuese destinado a evitar que un sólo niño en el mundo viva en medio de la muerte. Esto sí serviría para hacer el mundo más bello, para educar, para difundir ideas y para alimentar el alma de las personas.
Y no los rectángulos rojos.